Las autoridades de Australia centraron la investigación del atentado ocurrido en Bondi Beach, en el que murieron al menos 16 personas, en la identidad de sus perpetradores, confirmando que el tiroteo fue cometido por Sajid Akram y su hijo, Naveed Akram, de 50 y 24 años, respectivamente, quienes actuaron de manera coordinada.
De acuerdo con reportes oficiales y medios locales, Sajid Akram murió poco después del ataque, mientras que Naveed Akram permanece bajo custodia policial con heridas graves. La policía de Nueva Gales del Sur confirmó el vínculo familiar entre ambos, elemento clave para reconstruir la planeación y ejecución del atentado.
Las investigaciones revelaron que el padre contaba con licencia legal para portar armas de fuego bajo el esquema de caza recreativa, y que estaba registrado como propietario de al menos seis armas, las cuales habrían sido utilizadas durante el tiroteo en Bondi Beach.
Sobre su historial migratorio, se informó que Sajid Akram llegó a Australia en 1998 con una visa de estudiante, la cual fue modificada en años posteriores hasta obtener estatus de residente. En contraste, su hijo, Naveed Akram, es ciudadano australiano.
El primer ministro Albanese señaló que Naveed Akram había sido investigado previamente desde 2019 por su relación con otras personas posteriormente encarceladas, aunque en ese momento las autoridades concluyeron que no representaba una amenaza inmediata.
Sin embargo, tras el atentado, Albanese indicó que el ataque parecía estar motivado por la ideología del Estado Islámico (EI). Reportes de la televisión pública australiana señalaron que Naveed Akram había sido interrogado en el pasado por presuntos vínculos con una célula extremista.
Las autoridades también investigan indicios de que ambos perpetradores habrían jurado lealtad al EI y preparado el ataque desde una propiedad cercana al lugar del atentado. En el vehículo utilizado por los agresores se localizaron banderas asociadas al grupo extremista.
El Estado Islámico, con antecedentes de operación en Irak y Siria, ha sido responsable de atentados masivos en distintos países, por lo que el caso mantiene a Australia en máxima alerta mientras se profundiza el perfil y las motivaciones de los responsables del ataque.