Renuncia el primer ministro de Francia tras menos de un mes en el cargo

El primer ministro de Francia, Sébastien Lecornu, presentó su renuncia este lunes, menos de un mes después de haber asumido el cargo y apenas unas horas después de anunciar su gabinete. La dimisión tomó por sorpresa a todo el país y profundizó la crisis política que atraviesa el Gobierno de Emmanuel Macron, debilitado por la fragmentación parlamentaria y la falta de rumbo tras las elecciones anticipadas de 2024. Con apenas cuatro semanas en el cargo, Lecornu pasa a la historia como el primer ministro de mandato más breve desde la instauración de la Quinta República en 1958.
El contexto de su caída es un reflejo de la parálisis política que ha definido la era más reciente del macronismo. Desde que el presidente perdió la mayoría absoluta en el parlamento, Francia vive un clima de negociaciones imposibles, alianzas efímeras y gobiernos que apenas logran sostenerse unas semanas. Lecornu era el quinto primer ministro en menos de dos años, designado como una figura de compromiso entre los bloques enfrentados. Pero su margen de maniobra fue nulo: el gabinete que presentó la noche del domingo provocó indignación tanto en la derecha como en la izquierda, que lo acusaron de mantener las mismas fórmulas agotadas.
Las críticas se centraron en la falta de renovación. De los quince ministros del nuevo gabinete, diez provenían del partido de Macron, sin espacio para representantes del bloque de izquierda ni del partido de extrema derecha Agrupación Nacional. Esa continuidad fue vista como una traición a la promesa de “cambio de rumbo” que Lecornu había hecho al asumir. Bruno Retailleau, líder del tradicional partido conservador Los Republicanos, quien incluso había conservado el cargo de ministro del Interior, declaró que “la composición del Gobierno no refleja el cambio prometido”.
La extrema derecha, por su parte, aprovechó el derrumbe del gabinete para reforzar su narrativa de colapso institucional. Jordan Bardella, presidente de la Agrupación Nacional, culpó directamente a Macron por la caída del Gobierno, asegurando que Lecornu no tenía ningún poder real y exigiendo la disolución inmediata del parlamento. En la izquierda, la indignación fue igual de sonora: “El macronismo sumerge una vez más al país en el caos”, escribió el portavoz socialista Arthur Delaporte, quien interpretó la renuncia como una señal de agotamiento definitivo del modelo presidencialista de Macron.
El desconcierto político tuvo repercusiones inmediatas en los mercados. La Bolsa de París abrió con una caída del 1.7%, reflejo del nerviosismo ante el incierto futuro del presupuesto nacional. El primer borrador debía presentarse este martes ante el Consejo de Ministros, pero el vacío de poder ha dejado el calendario financiero en suspenso. La incertidumbre se extiende también a la defensa, luego de que el exministro de Finanzas, Bruno Le Maire, fuera designado para reemplazar temporalmente a Lecornu al frente del Ministerio de Defensa, un movimiento que desató críticas por su manejo del déficit público durante la pandemia.
El episodio marca otro revés en el intento de Macron por recomponer su liderazgo tras los resultados fragmentados de las legislativas anticipadas. Su estrategia de gobernar por coaliciones técnicas ha fracasado reiteradamente, y las renuncias sucesivas de sus primeros ministros evidencian una pérdida progresiva de autoridad dentro y fuera del Elíseo. Los analistas franceses coinciden en que Macron enfrenta ahora una disyuntiva crítica: disolver la Asamblea Nacional y convocar nuevas elecciones, o arriesgarse a un bloqueo institucional sin precedentes.
Para el politólogo Antoine Bristielle, entrevistado por CNN, el presidente “ya no tiene margen para otra crisis interna” y deberá actuar pronto. Según su análisis, la disolución del parlamento parece el camino más probable, aunque con el riesgo de abrirle aún más espacio a la extrema derecha. Mientras tanto, Francia amanece con un vacío de liderazgo y una sensación de déjà vu: otro primer ministro que se va, otro gabinete que no logra sostenerse, y un presidente que sigue buscando la fórmula imposible de gobernar un país que ya no parece dispuesto a seguirlo.
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