Autoridades alertan sobre los riesgos del vapeo en jóvenes tras aumento de daños respiratorios y adictivos

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Aunque los dispositivos de vapeo se promocionan como una “opción más segura” que fumar cigarrillos tradicionales, médicos y estudios recientes advierten que su uso en jóvenes, incluso por periodos cortos, podría minar su salud respiratoria, cardíaca y cerebral.
La nicotina, metales pesados y químicos tóxicos presentes en los líquidos y vapores, lejos de ser inofensivos, están provocando adicciones, inflamación pulmonar y trastornos neurológicos en menores de 21 años.
¿Por qué el vapeo no es inocuo para jóvenes?
Muchos dispositivos de vapeo contienen nicotina, una sustancia altamente adictiva que al inhalarse afecta directamente al sistema nervioso central.
El cerebro sigue desarrollándose hasta los 25 años, por lo que la exposición temprana puede alterar funciones de atención, memoria, aprendizaje e incluso control de impulsos.
Aun cuando no haya combustión como en un cigarro tradicional, el aerosol de los vapes puede contener sustancias tóxicas:
- Metales pesados (níquel, plomo, estaño),
- Compuestos orgánicos volátiles,
- Formaldehído,
- Acetaldehído y otros irritantes, todos capaces de causar daño pulmonar, inflamación y enfermedades respiratorias.
El uso frecuente de vapeadores está asociado con síntomas inmediatos como tos, sibilancias, dificultad para respirar, e irritación de vías respiratorias.
Incluso se han documentado cuadros de daño pulmonar agudo relacionados con vapeo, por ejemplo, la condición conocida como EVALI (lesión pulmonar asociada al uso de cigarrillos electrónicos).
Los riesgos de vapear en los jóvenes van más allá de los pulmones
Inhalar nicotina y otras sustancias tóxicas eleva la presión arterial y acelera el ritmo cardíaco, lo que puede alterar el funcionamiento normal del sistema vascular, favorecer inflamación, endurecer arterias y aumentar el riesgo de problemas cardiovasculares con el tiempo.
En jóvenes, el riesgo de adicción es particularmente alto: muchos comienzan a mostrar signos de dependencia antes de adoptar un consumo regular.
Esto no solo pone en peligro su salud presente, sino que incrementa la probabilidad de tránsito al consumo de tabaco convencional u otras sustancias.
Además, los cambios neuroquímicos asociados con la nicotina inhalada en etapas de desarrollo podrían tener consecuencias duraderas sobre la regulación emocional, el aprendizaje y el autocontrol.
Aunque algunos promotores del vapeo lo consideran una alternativa al cigarro tradicional, organismos de salud coinciden en subrayar que ningún producto de vapeo es seguro para adolescentes o jóvenes no fumadores.
Para jóvenes, el riesgo de efectos adversos, de la adicción al daño pulmonar o cerebral, supera con creces cualquier supuesto beneficio.
Algunos especialistas sostienen que el uso temprano de vapeadores podría incluso “normalizar” el uso de nicotina y abrir la puerta al consumo de tabaco tradicional.
El vapeo puede parecer inofensivo, moderno y menos dañino que fumar cigarrillos normales, pero la evidencia científica sugiere lo contrario.
En jóvenes menores de 21 años, “probar” un vapeador ya conlleva riesgos reales: desde irritación respiratoria y adicción hasta efectos que pueden perdurar en la salud a mediano y largo plazo.
Es vital que padres, educadores y autoridades de salud se informen y actúen: promover campañas de prevención, educar sobre los riesgos reales del vapeo, y desalentar su uso entre adolescentes.