El permiso de viaje a Estados Unidos sin visa (ESTA) subió de $21 a $40 dólares

El costo para obtener el permiso electrónico de viaje a Estados Unidos (ESTA, por sus siglas en inglés) se duplicará a partir de este martes 30 de septiembre, al pasar de 21 a 40 dólares. El cambio afecta directamente a los ciudadanos de los 42 países que forman parte del Programa de Exención de Visado (Visa Waiver), entre los que destacan la mayoría de las naciones europeas, además de Israel, Japón, Corea del Sur y Taiwán. En América Latina, Chile es el único país que participa en el esquema y cuyos ciudadanos deberán asumir este nuevo costo.
El ESTA es un requisito indispensable para ingresar a Estados Unidos por motivos de turismo o negocios hasta por 90 días sin necesidad de tramitar una visa. Se trata de una autorización digital que se obtiene en línea y cuya vigencia se mantiene por dos años o hasta el vencimiento del pasaporte. Millones de viajeros hacen uso de este permiso cada año, lo que convierte cualquier modificación en su precio en un tema sensible para la movilidad internacional y el turismo hacia Estados Unidos.
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) justificó el incremento señalando que los 40 dólares se dividirán en tres conceptos: una tarifa de promoción turística, una operativa y una tercera que alimentará el fondo general del Departamento del Tesoro. En la práctica, esto significa que parte del dinero que pagan los visitantes no solo se destina al trámite migratorio, sino también al financiamiento de programas internos del gobierno estadounidense.
El aumento fue aprobado en el marco de la reforma fiscal impulsada por el presidente Donald Trump y ratificada por el Congreso en julio pasado. Esta decisión se enmarca dentro de una política más amplia que busca endurecer el acceso de extranjeros al país, tanto en la vertiente migratoria como en la de visitantes temporales. Analistas apuntan que, aunque la medida se presenta como un ajuste administrativo, en realidad responde a la estrategia de reducir la entrada de personas bajo diferentes categorías migratorias.
El encarecimiento del ESTA no llega de manera aislada. El Gobierno estadounidense anunció también la creación de un nuevo cargo de 250 dólares para la mayoría de las visas de no inmigrante —turismo, estudios, intercambios y trabajo— que entrará en vigor en octubre. Además, se incrementó drásticamente la tarifa de la visa H-1B para trabajadores especializados, que pasó de 215 dólares a 100 mil dólares, un salto que generó críticas en sectores tecnológicos y empresariales por el impacto que tendrá en la atracción de talento extranjero.
Para los viajeros frecuentes de países europeos y asiáticos, el nuevo precio del ESTA representa un costo adicional relativamente pequeño frente al gasto total de un viaje a Estados Unidos. Sin embargo, el alza podría desincentivar a turistas de menor presupuesto y generar quejas entre agencias de viajes y aerolíneas que dependen de este flujo. En el caso de Chile, la medida también ha sido interpretada como un recordatorio de que el estatus dentro del Programa de Exención no es sinónimo de beneficios ilimitados.
En términos más amplios, la duplicación del costo del ESTA confirma una tendencia en la política migratoria estadounidense: trasladar al extranjero una parte mayor del costo de los servicios y reforzar al mismo tiempo la narrativa de un país más restrictivo en el acceso. Lo que para algunos se presenta como un trámite menor, en realidad refleja el pulso político de Washington frente a la movilidad global, donde cada dólar adicional tiene un mensaje detrás.
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