Críticos de la pluma alertan en la FIL: entre IA, censura y la lucha por la libertad de expresión

FOTO: El E.
En medio de la edición 2025 de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, varios caricaturistas han alzado la voz acusando lo que describen como una creciente “intolerancia a la crítica”. Señalan que ciertos contenidos gráficos —críticos con figuras públicas o con estructuras de poder— han sido vetados o retirados, un acto que califican como censura directa a la libertad artística. Este señalamiento ha encendido el debate sobre los límites de la expresión en espacios literarios y culturales.
Alerta sobre la IA: ¿amenaza a la originalidad y al oficio?
Paralelamente, participantes y críticos han lanzado una advertencia sobre el uso creciente de herramientas de inteligencia artificial para crear ilustraciones y caricaturas. En la FIL se ha gestado una preocupación real: temen que la IA erosione la creatividad humana, banalice el oficio de los dibujantes y ponga en riesgo la autoría y originalidad que definen al arte gráfico. Esta alarma se suma al clamor por proteger las voces críticas frente a automatizaciones.
La libertad de expresión como campo de batalla cultural
El conflicto que brota en la FIL 2025 no solo gira en torno a lo tecnológico, sino a cuestiones fundamentales: la libertad de expresión, la crítica social y el valor del arte comprometido. Los caricaturistas denuncian que la exclusión de su trabajo por su contenido social o político debilita el sentido crítico de la cultura. Sostienen que un evento literario de la magnitud de la FIL debe ser foro de debate, sátira y cuestionamiento, no un espacio domesticado por el temor a ofender.
Tensiones entre tradición artística y nuevas formas digitales
El choque entre quienes defienden el dibujo manual, la sensibilidad humana y la sátira, y quienes impulsan el uso de inteligencia artificial para ilustración, marca un quiebre generacional. Para algunos, la IA representa innovación y accesibilidad; para otros, una amenaza a la autenticidad, al proceso creativo y al valor del autor. La FIL parece convertirse en escenario de esa disputa, donde se redefine qué se considera legítimo como “arte gráfico”.
Consecuencias para la comunidad cultural y los lectores
La polémica en la FIL trasciende a los creadores: lectores, asistentes y editores también se ven afectados. Si la censura se normaliza o la IA se impone sin regulación ética, la oferta cultural podría volverse homogénea, sin riesgo ni crítica. Esto limita la diversidad de voces y reduce la capacidad del arte para interpelar a la sociedad. Muchos temen un estancamiento creativo en aras de la “comodidad cultural”.
Llamado a la reconciliación del oficio, la libertad y la innovación
Frente a estos desafíos, algunos artistas y críticos proponen un camino intermedio: regular el uso de IA, proteger la autoría, y garantizar espacios de libre expresión para el arte gráfico. Piden a organizadores de ferias, editoriales y autoridades culturales que reconozcan la importancia de la crítica, la sátira y la ilustración manual como patrimonio creativo, al mismo tiempo que se exploran nuevas tecnologías con responsabilidad y respeto al oficio.
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