Hija de María Corina Machado advierte riesgo por el regreso de la Nobel de la Paz a Venezuela

El testimonio, ofrecido en Oslo tras la entrega del Premio Nobel de la Paz, expone el costo humano del conflicto venezolano y refuerza la narrativa de que la lucha por la democracia
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La decisión de María Corina Machado de regresar a Venezuela, tras su reciente paso por Oslo, reavivó la preocupación sobre su seguridad personal, luego de que su hija, Ana Corina Sosa, reconociera abiertamente que el retorno implica un peligro real en el actual contexto político del país sudamericano.

La advertencia no surge desde la especulación, sino desde la experiencia directa de una familia que ha vivido la persecución, el exilio y la separación forzada, al grado de asumir que el compromiso político de Machado está por encima de cualquier cálculo personal o familiar.

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Ana Corina Sosa expresó que el reencuentro con su madre, después de dos años sin verse, estuvo marcado tanto por la emoción como por la conciencia de que sería breve, debido a que la líder opositora mantiene firme la decisión de volver a Venezuela para continuar su lucha política.

El testimonio de la hija de la Premio Nobel de la Paz pone rostro humano al conflicto venezolano, al relatar los riesgos constantes, las amenazas diarias y la carga emocional que implica vivir con la incertidumbre sobre la integridad física de un familiar convertido en símbolo político.

La reflexión personal se amplía al recordar que la situación de su familia no es excepcional, sino parte de una tragedia colectiva que afecta a millones de venezolanos separados durante años, algunos sin saber siquiera si sus seres queridos siguen con vida o permanecen detenidos o desaparecidos.

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El dilema entre el deseo íntimo de una vida normal y la convicción de una causa mayor quedó expuesto cuando Sosa reconoció el impulso natural de querer proteger a su madre, frente a la certeza de que su vocación política la obliga a asumir riesgos que no todos están dispuestos a enfrentar.

La ceremonia del Premio Nobel de la Paz, en la que Ana Corina Sosa representó a su madre, fue descrita como un acto de enorme carga simbólica, no solo a nivel personal, sino como una validación internacional de la causa venezolana en defensa de la democracia y la libertad.

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Desde Oslo, el mensaje hacia Venezuela se mantuvo claro: la crisis del país no responde a ideologías, sino a principios fundamentales de dignidad humana, derechos políticos y claridad moral, una narrativa que busca trascender fronteras y sostener el respaldo internacional.

El anuncio del inminente regreso de María Corina Machado confirma que, pese a los riesgos, su liderazgo sigue anclado en territorio venezolano, donde pretende continuar una lucha que, según su entorno más cercano, no concluirá hasta ver un cambio político profundo.

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