Kast arrasa en Chile y confirma un giro a la derecha que sacude el tablero político regional

Chile selló este domingo un cambio de rumbo político con la victoria contundente de José Antonio Kast en la segunda vuelta presidencial, un resultado que no solo redefine el mapa interno del país, sino que también consolida el avance de la derecha en América Latina. El triunfo del líder del Partido Republicano se dio con una diferencia amplia frente a la candidata de izquierda Jeannette Jara, en una elección marcada por la seguridad, la migración y el desgaste del oficialismo.
El conteo oficial del Servicio Electoral de Chile confirmó una ventaja clara e irreversible para Kast, quien alcanzó más del 58 por ciento de los votos, frente a poco menos del 42 por ciento de su rival. La magnitud del resultado superó las proyecciones más conservadoras y colocó al exdiputado como uno de los presidentes electos con mayor margen en la historia reciente del país sudamericano.
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La campaña de Kast logró capitalizar el malestar social acumulado, especialmente en temas de inseguridad y control migratorio, ejes que dominaron su discurso de victoria. Ante simpatizantes en Santiago, el presidente electo afirmó que Chile “comenzará a cambiar de inmediato” y colocó la seguridad como prioridad absoluta, al señalar que sin orden no hay democracia ni libertad, una narrativa que conectó con un electorado cansado de la violencia y la incertidumbre.
El resultado también reflejó una recomposición de fuerzas tras la primera vuelta, en la que Kast había quedado en segundo lugar. El respaldo inmediato de figuras clave de la derecha tradicional y del sector libertario fue decisivo para construir una mayoría amplia en el balotaje, mientras que la candidatura de Jara no logró sostener el impulso inicial ni ampliar su base más allá del voto duro de la izquierda.
La reacción institucional fue rápida y ordenada. Jeannette Jara reconoció su derrota la misma noche de la elección y felicitó públicamente a su adversario, comprometiéndose a apoyar aquellas decisiones que considere positivas para el país. El presidente Gabriel Boric también se comunicó con Kast para iniciar una transición respetuosa, subrayando la estabilidad democrática que ha caracterizado a Chile en sus alternancias de poder.
Desde el exterior, el triunfo de Kast fue celebrado por líderes identificados con la derecha regional, como Javier Milei en Argentina y Daniel Noboa en Ecuador, así como por el gobierno de Estados Unidos. Washington expresó su interés en trabajar con la nueva administración chilena en temas de seguridad, migración y comercio, un mensaje que refuerza la dimensión geopolítica del cambio en La Moneda.
El presidente electo, de 59 años, llega a este punto tras dos derrotas consecutivas en 2017 y 2021, lo que convierte su victoria en la culminación de una estrategia de largo aliento. Su equipo prevé iniciar de inmediato los trabajos de transición, con reuniones con el presidente saliente y con las dirigencias partidistas, en un periodo clave para definir alianzas y el rumbo legislativo del próximo gobierno.
El calendario político marca casi tres meses de transición antes de la investidura del 11 de marzo, etapa en la que Kast deberá conformar su gabinete y aterrizar promesas como el endurecimiento de la política migratoria, el fortalecimiento de la seguridad pública y un recorte fiscal que considera necesario para estabilizar las finanzas del país.
Con este resultado, Chile se suma a una tendencia regional que muestra el avance de proyectos conservadores y de derecha, en un contexto de fatiga con gobiernos progresistas. El nuevo mandato de Kast, que abarcará de 2026 a 2030, abre un capítulo de alta expectativa y polarización, con impactos que rebasan las fronteras chilenas.
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