¿Quién se queda con el perro? La reforma en CDMX que cambió los divorcios y redefinió la familia

La Ciudad de México cerró un vacío legal que durante años convirtió a las mascotas en el centro de disputas emocionales y judiciales tras una separación, al incorporar formalmente a los animales de compañía dentro de los juicios de divorcio, una decisión que transforma la manera en que la ley entiende los vínculos familiares.
El dilema dejó de ser anecdótico y se volvió cotidiano para parejas como Leslie Calderón y David, quienes tras casi cinco años de convivencia tuvieron que decidir el futuro de los tres perros que adoptaron juntos, una decisión marcada más por el apego emocional que por cualquier criterio patrimonial.
La experiencia evidenció que la ruptura no afecta solo a las personas, sino también a los animales, que resienten la separación de su núcleo afectivo, como ocurrió con “Dijon”, el perro que durante semanas buscó a quien había sido parte de su manada, un comportamiento común en mascotas que pierden su entorno habitual.
Aunque algunos casos logran resolverse mediante acuerdos personales, la realidad muestra que muchas separaciones escalan a conflictos legales donde los animales son usados como instrumentos de presión o venganza, un fenómeno que llevó al Congreso capitalino a discutir el tema y a impulsar una reforma sin precedentes.
Desde agosto de 2025, la legislación local reconoce a las mascotas dentro de los procesos de divorcio, otorgando al juez la facultad de definir con quién deben quedarse, bajo criterios que priorizan su bienestar y no su valor como objeto, rompiendo con décadas de interpretación jurídica.
La nueva norma obliga a evaluar las condiciones reales de cuidado, el tiempo disponible, el entorno en el que viviría el animal y, de manera central, el vínculo afectivo construido, un enfoque que busca garantizar estabilidad emocional y física para perros, gatos y otras especies permitidas.
Leer más: Sheinbaum ordena destitución de agentes del INM tras video de presunta extorsión a paisanos
Legisladores que impulsaron la reforma advirtieron que antes de este cambio las mascotas eran tratadas como bienes muebles, lo que facilitaba su uso como moneda de cambio en disputas personales, sin considerar que se trata de seres vivos con necesidades específicas y capacidad de sufrir.
Con esta reforma, la CDMX se coloca a la vanguardia en la protección legal de los animales de compañía, al reconocerlos como parte activa del núcleo familiar y no como una posesión más, sentando un precedente que podría replicarse en otras entidades.
Únete AQUÍ a nuestro canal de WhatsApp TRIBUNA DE MÉXICO